LA CONSTERNACIÓN QUE SIENTEN LAS PERSONAS QUE SOPORTAN LA PARÁLISIS DEL SUEÑO
El fino lienzo que separa lo que se considera fantasía y la realidad se derroca, el averno se desata, duendes, entes, brujas y otras criaturas legendarias bruscamente aparecen, están ahí, reales y amenazantes.
“La estancia está chasqueando por la energía eléctrica y yo sé que hay otra cosa ahí, algo malévolo. Por el rabillo de mi ojo puedo ver a un ser arrugado, y de repente veo otra criatura horripilante, mitad cangrejo, mitad araña. Esa criatura me sujeta las piernas con sus fauces y el ser arrugado salta sobre la cama. Siento sus manos sobre mí, oprime mi pecho, luego las concibo comprimiendo mi garganta”.
De esta manera le narró la paciente a su neuropsicólogo uno de esos incidentes de parálisis del sueño, un trastorno que puede ser extremadamente pavoroso.
En su forma básica, el padecimiento de parálisis del sueño infaliblemente es algo común. El que lo padece se encuentra medio dormido y medio despierto, para darse cuenta de que no se puede mover. Típicamente dura algunos segundos. Es desconcertante, pero no encierra gravedad, y son poco comunes los casos en los que hay síntomas asociados, como una sensación muy afanosa de que hay una presencia, algo en la habitación que te acompaña, así no lo puedas oír o ver, está ahí, y no trae buenas intenciones, eso, lo que sea, quiere hacerte daño. Inclusive en otras oportunidades puedes sentir una respiración en tu oído. Es una experiencia alucinatoria pero terrorífica.
Lo que muchas personas reportan que ven típicamente incluye personajes monstruosos, demonios, sombras negras, una luz que se mueve por el dormitorio. También hay ofuscamientos táctiles, en los que puedes percibir que te están sacando a rastras de la cama o que te halan suavemente la cobija.
No totalmente despierto
Otro testigo afirma: “Siempre principia con sonidos silbantes repentinos y luego quedo enteramente paralizado, sólo puedo mover mis ojos. Aquella vez, escuché la voz de mi padre, como si deseara avisarme qué iba a ingresar al cuarto. Lo vi parado en la puerta, un viejo haraposo. Tenía un pequeño toro, del tamaño de un perro de raza pequeña. Mi corazón pulsaba con fuerza. Él le echó un vistazo a la habitación, se giró y se fue, seguido por su torito”.
En lo físico, “existe evidencia de un aumento del flujo de sangre al área menos racional del cerebro”, señala un especialista. “Y la amígdala (un pequeño grupo de neuronas que se encuentran en lo profundo del cerebro y es el detector de peligro) entra en hiperactividad”.
Y claro, se exteriorizan reflejos como: dificultades para respirar, sensación de presión en el pecho y un miedo penetrante”.
Se le puede definir como que tu cerebro se despierta, pero tu cuerpo no.
Bárbaros del sótano
En la parálisis del sueño, dos de los estados de consciencia, MOR y vigilia, están obstruidos, de manera que las imágenes del sueño se filtran en la consciencia despierta. “Otra cosa que la gente dice es que los engendros parecen conscientes, que su mirada revela que saben necesariamente qué están haciendo”, señala un especialista.
“Explica también que, en términos del funcionamiento del cerebro, no existe una línea clara que fraccione lo que conjeturamos y nuestra percepción del mundo que nos rodea. Ambos habitan los mismos contornos del cerebro”. Así que la parcelación entre la realidad y la fantasía es blandengue, y los monstruos de la parálisis del sueño pueden atravesar ese manto.
Alucinaciones del cuerpo
Normalmente, vivimos con la percepción de que somos un ser “encarnado”, de que tenemos un cuerpo que nos concierne y del que nunca nos separamos.
Pero hay varios tipos de disfunciones de la conciencia anatómica, desde el síndrome de Alicia en el país de las maravillas, hasta el síndrome del miembro fantasma, en el primero el paciente tiene la ilusión de que se encogió o se agigantó. Y esto les permite a los expertos entender mejor nuestras mentes. El síndrome del miembro fantasma es una experiencia muy poderosa y común, ilustrar cómo las alucinaciones pueden echar raíz en tu propio cuerpo. Afecta a cerca del 90% de los individuos que han sufrido cualquier forma de mutilación, no sólo son las extremidades, sino cualquier parte del cuerpo, hasta los órganos internos.
Lo indagador es que incluso gente que ha nacido sin extremidades, pueden sentirlas.
Nuestra clarividencia del mundo es una fabricación de la mente, y eso incluye a nuestros cuerpos porque son parte del mundo físico. La idea del Yo esta constituida a la del cuerpo, pero el Yo consciente (lo que pensamos que somos) no es más que una parte de ese curioso sumario. No ejercemos gobierno sobre nuestras mentes ni nuestros cuerpos. De hecho, partes de nosotros, al parecer muy oscuras, y sobre todo lo que al cerebro se refiere, son un misterio completo.
Y cuando algo resulta mal, se nos pueden escapar todos nuestros monstruos, demonios, duendes, y visiones en el momento del sueño; cuando ni siquiera ha habido tiempo de levantarnos de la cama.
©lawjako
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