LO QUE ESCONDE EL CUADRO DE LA ÚLTIMA CENA Y EL PRIORATO DE SIÓN



Solemos ser espectadores tardíos del avance del mundo, y así aceptar la historia como se nos plantea, sin preguntarnos quizá sobre la veracidad de los acontecimientos, o puramente nos resignamos a imaginar que nunca sabremos realmente lo que sucedió. Algunos historiadores consagran su vida a desenterrar hechos o corroborarlos para así tener un enfoque más amplio y claro de lo que definió nuestro pasado en algún momento, y así, quizás responder a algunas de las más grandes preguntas de la historia. 

Es interesante reflexionar también que, actualmente, el estacazo de distintas religiones ha ido disminuyendo. El número de los que creen se reduce conforme arriban las nuevas generaciones, ya que, a su forma de ver el mundo, son hechos que no tienen sentido rescatar. Se delibera que son fantasías de mundos distintos que, aunque sus bases sean el amor y la correspondencia, han provocado a la humanidad más daño que bien. No precisamente por las palabras que divulgan, sino por la gente que lo sigue (se demuestra claramente en el caso del ISIS y del Islam). 

Resulta que nuestra misma curiosidad humana nos lleva a veces a considerar la posibilidad de que realmente sucedieron ciertos acontecimientos. Es algo cotidiano escuchar historias de Jesús en un mundo moderno o incluso en su propio contexto. Y esto suele derivar en algunas preguntas como: ¿Y si indudablemente existió? ¿Y si sólo fue una figura al que se le atribuyeron características sobrehumanas o divinas? O la incógnita que se repitió en variadas ocasiones en la década pasada durante el apogeo de "El Código da Vinci", de Dan Brown: ¿Da Vinci nos estaba contando una verdad absoluta con sus obras pictóricas? ¿Principalmente en "La Última Cena"? 

Para muchas personas podría sonar ridículo, pero estas vicisitudes analizadas, así como las hipótesis de conspiración, resultan en historias llamativas que hacen más interesante una obra, y además, le acrecientan cierto atractivo a las quimeras que consideramos como fantasía. Y, aunque muchas de estas hipótesis pueden no ser verdad o no tienen la suficiente prueba como para demostrar su veracidad, sería aún más interesante descubrir que sí hay algo detrás, que hay algo recóndito que no hemos visto y quizás así, de esa forma, podríamos descubrir si existió Jesús, tal vez no era como lo suponíamos. Pero… ¿De verdad Da Vinci nos quería decir algo? 

Lo más factible es que lo haya hecho, pero no de la manera que pensamos. Según un dibujante francés llamado Pierre Plantard (1920-2000), existió una sociedad secreta llamada El Priorato de Sion. La historia que desarrolló este hombre establece que El Priorato era una sociedad secreta que intentaba guardar el secreto del Santo Grial, además de presentar una línea de sangre de la dinastía Merovingia. El propósito de Plantard era ascender como “El Gran Monarca”, idea que había establecido Nostradamus. Su avidez lo llevó tan lejos que se habló de evidencia falsa plantada en distintas locaciones alrededor de Francia y partes de Europa por él mismo y sus seguidores. 

La historia falsa de Plantard llegó tan lejos que, a pesar de que se había descubierto como una comedia, resurgió en 1982 en el libro “La Santa Sangre y el Santo Grial”, que debido a su condición pseudohistórica, fue tomado como hecho. "El Código da Vinci" siguió esa línea y trató al Priorato de Sion como algo histórico. Pero, según Plantard, ¿quién fue parte del Priorato de Sion? Y ¿qué consecuencias tuvo su historia falsa? 

De acuerdo a Plantard y ciertos teóricos, algunos de los “Grandes Maestres” de esta orden fueron grandes personajes de la historia, como: Víctor Hugo, Isaac Newton, Botticelli e incluso hasta Juana de Arco, además del anticipadamente mencionado Nostradamus. Este último atrajo aún más atención a esta falsa historia, debido a sus predicciones que, como algunos afirman, se han hecho realidad. Sin embargo, el personaje más importante del Priorato que quizás pudo correr el velo más de la orden (según los teóricos), sin duda, es Leonardo Da Vinci. Aunque parezca una repetición de "El Código da Vinci", los secretos que pudieron ser más importantes para el Priorato de Sion fueron revelados por él mismo, y aunque podría ser solamente una simple eventualidad o un “juego” de da Vinci para los estudiosos religiosos de sus obras, sin duda, es un segmento de historia muy interesante de analizar. 

Algunos de los elementos que, según los teóricos, se encuentran en “La Última Cena”, apuntan directamente a que María Magdalena tenía una correlación más grande con Jesucristo que cualquiera de sus discípulos. De acuerdo a los exámenes, se determina que da Vinci pintó la cena de una manera incorrecta a propósito. Estableció una mesa y pintó a los protagonistas en un solo lado de esta, mientras que, históricamente, tuvo que ser diferente. 

Las hipótesis tienen como base que el número doce está considerado como un número celestial; de esta forma, se quita la idea de los doce discípulos y menciona que Jesús hablaba de los doce, solamente refiriéndose a un sujeto celestial, a un grupo santo que lo acompañaba en distintas partes de su vida, en especial durante esta última cena. Entonces, las hipótesis dicen que Da Vinci pintó a los doce apóstoles en forma de simbolismo para formular un mensaje oculto. 

Se habla de las posiciones de los discípulos, en especial Juan, quien se encuentra a la derecha de Jesucristo, que, según los análisis, en contexto es María Magdalena. Sus rasgos evidencian la figura femenina y mediante un estudio de refracción y con el uso de espejos, se llegó a “acomodar” la imagen de Magdalena en el pecho de Jesucristo. 

“Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús, cerca de su pecho”. 

Según el orden de asientos en la cena original, Juan y Judas Iscariote tomaron lugar al lado de Jesús, lo que convierte a Juan en la figura que debería estar en el pecho de Jesús, pero con el posible cambio de Da Vinci, sin duda, la estampa de María Magdalena logra igualar para estar inclinada sobre él, creando, junto con el color, una imagen mejor proporcionada, como acostumbraba el pintor. 

Además, esos análisis encuentran un misterio, de Magdalena en el cuadro, representada en el ángulo entre Jesús y Juan (María), revelando un poco más. En la esquina derecha de la mesa se encuentra un nudo, que representa un vínculo, una pista más de lo que trata de revelar. Ahora, el momento representado en la imagen es el momento en el que Jesús revela que alguien lo traicionará, seguido de la eucaristía. La reacción de los discípulos parece confirmarnos las sospechas. 

Lo que sugieren los que estudian al Priorato de Sion es que Jesús ofreció a sus discípulos su cuerpo y su sangre, pero no de la forma en que conocemos. Según lo que parece mostrar la imagen, Jesús presentó de forma más fiel esos elementos mediante María Magdalena: su linaje, su descendencia. El hijo de Jesús fue expuesto (como embarazo) durante la Última Cena, por lo que las reacciones no tratan sobre la traición, sino sobre la revelación durante la eucaristía. El hijo de Jesús, es, entonces, El Santo Grial. Por lo tanto, el secreto que ocultaban los Maestres de esa orden de Sion fue la descendencia de Jesucristo. 

Es prudente pensar que existiría un secreto que la Iglesia no quisiera dejar ver, pues para ellos Jesús es el único hijo de Dios; es por ello que la idea de un Jesús que no fue mancebo y que dejó una estirpe, el cual podría revelarse hoy en día, cambiaría por completo las ideas del mundo canónigo. Existen más “pruebas” dentro del cuadro de Da Vinci, sin embargo, está lleno de encarecimientos. El propósito de Plantard era ser reconocido como parte de ese secreto y cambiar el juego. Sin embargo, la Iglesia tiene el poder sobre toda la averiguación y la mente de las personas, está muy aferrada a las ideas ya exhibidas, por lo que un cambio no generaría gran escándalo. 

Probablemente Da Vinci sólo jugaba con los estudiosos de la religión, al igual que Miguel Ángel al pintar la Capilla Sixtina. Ocultó grandes cosas detrás de su obra para que pudieran pasar años tratando de interpretar algo que no existe ahí. O quizás sí existe, pero sólo en la pintura. El polímata tenía una de las mejores mentes de su tiempo, pero en el mundo de las teorías y las doctrinas, de las historias que no pueden revalidarse, cualquier cosa puede desencadenar un misterio. Aunque bien podría ser solo fantasía, existen algunas hipótesis conspiratorias que resultaron ser reales. Hay también otras que te dejarán cuestionando tu propia existencia, al final, uno decide si cae en la ficción o no. Fortuitamente, las hipótesis abren puertas en el mundo del arte, como el caso de Freud, que aunque sus teorías resultaron ser falsas, revolucionaron el arte.

©lawjako


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